¡Muchísimas gracias mamis!, sin vosotras no hubiera sido posible.
Y entre tanto trabajo para salvar el planeta, también tuvimos tiempo de preparar el corazón para la llegada de El Salvador. Es un tiempo perfecto para ponernos en el lugar del otro, para ponernos en sus zapatos y así lo hicimos. Cada uno ha hecho un zapato a su gusto, con sus cualidades y sus defectos. ¿Qué haremos con ellos?
Por cierto, ¿os gusta nuestro árbol? Lo hicimos con hojas recicladas mojadas en té.
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